miércoles, 30 de noviembre de 2011

El guardián entre el centeno

Decidí leer este libro por su título. No sé por qué, pero me sonaba  como a historia al estilo de Tom Sawyer o El señor de las Moscas, cuyos protagonistas son niños traviesos que hacen críticas al comportamiento de los adultos de su época. Y bueno, no estaba tan equivocada después de todo.

El guardián entre el centeno cuenta las vivencias de Holden Caulfield, un chico de diecisiete años  que acaba de ser expulsado del colegio  por haber reprobado  la mayoría de materias. Se desarrolla en Nueva York, en los años posteriores a la Gran Guerra y está narrada por el mismo protagonista, quien a través de flashbacks revive sus desventuras develando  sus pensamientos al respecto. Su nombre hace referencia a un recurrente deseo del protagonista por ser el “guardián de la infancia”, que vigila a los niños para evitar que caigan en las garras de la adultez.

Debo confesar que estuve a punto de tirar el libro a la mitad de la historia, porque me pareció introspectiva en exceso, y hay que tener mucha paciencia para lidiar con  las ocurrencias de un adolescente que tiene serios problemas de adaptación. Sin embargo,  al final, esto es lo que más rescato de la obra. Y es que Holden es un personaje perturbador, porque uno nunca llega a descubrir su verdadera personalidad ni la raíz de sus motivaciones.

A veces se muestra muy inmaduro, pero luego hace unas reflexiones demasiado elaboradas para su edad. Al principio pensé que se trataba de un pícaro, de esos descarados y mentirosos que se aprovechan de las chicas y se burlan de los adultos; sin embargo, mientras avanza la historia, nos damos cuenta de que es un ser vulnerable, que profesa un gran amor hacia su hermanita Phoebe y recuerda con nostalgia a Allie, su hermano difunto.

Por otra parte, no creo que el hecho de ser expulsado muchas veces del colegio se debiera a la escasa capacidad intelectual del personaje, sino a su sentimiento de inconformidad con las reglas de su ambiente. Y esto precisamente en lo que me molestó de Holden: que era crítico de todo, estaba inconforme con todo, pero no daba ninguna solución al respecto (el típico rebelde sin causa). Pero, al mismo tiempo, el muchacho me dio lástima, por su cobardía e indecisión, por esa soledad que todos hemos sentido más de alguna vez al sentirnos incomprendidos. Al final no queda muy claro cuál es el destino de Holden, pero en la vida real la experiencia nos muestra que las personas como este chico no tienen un buen desenlace.

En fin, creo que J.D. Salinger logró reflejar muy bien los conflictos psicológicos de los adolescentes en cuanto a problemas de adaptación, búsqueda de identidad personal, conductas viciosas y sexo. No es una de mis novelas favoritas, pero la recomiendo  a los que gustan las historias con protagonistas intrigantes. Ahh… otro dato que leí en Wikipedia y que puede hacer que te interese esta obra es que el asesino de John Lennon, Mark David Chapman, estaba tan obsesionado  con ella que, después de cometer su crimen, sacó una copia y esperó a la policía mientras la leía, pues se sentía identificado con el protagonista. Impactante, ¿no?

Quotes:
“La vida es una partida, muchacho. La vida es una partida y hay que vivirla de acuerdo con las reglas del juego.”

“Lo que distingue al hombre insensato del sensato es que el primero ansia morir orgullosamente por una causa, mientras que el segundo aspira a vivir humildemente por ella.” (Citando al psicólogo Wilhelm Stekel)

Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.”